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Una de las consultas más frecuentes en Pediatría es la de unos padres que consultan porque su bebé presenta legañas con frecuencia y lagrimeo.

Las conjuntivitis de repetición que curan en unos días con el uso de antibiótico en gotas pero que se repiten de vez en cuando deben hacernos sospechar la existencia de una obstrucción congénita del conducto nasolagrimal.

El bebé debe ser evaluado por el oftalmólogo quien descartará otras patologías. La conducta a seguir los primeros meses debe ser expectante. Generalmente se indican masajes del saco lagrimal y del conducto y la instilación de colirio antibiótico cuando sea necesario. La mayoría de los casos se resuelven espontáneamente en los primeros meses de vida. Si no se resuelve solo, el momento de realizar el sondaje y canalización del conducto es controvertido. Los mejores resultados se consiguen si se realiza entre los 9 meses y el año de vida. Debe hacerse bajo anestesia general o sedación.

 

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